sábado, 16 de mayo de 2009

DON´T WORRY, BE ERASMUS.

Tan libre, tan aislado. Buscando nada en ningún lado. Así comenzaban los secretos una de sus canciones más famosas.

Tan cualificado, tan poco valorado. Buscando en un mercado sin posibilidades. Así comienzo yo una mañana que se me ocurre mirar infojobs.

¿Y para qué? Pensándolo bien, ¿qué va a haber? Si nos hemos dedicado a hipotecarnos sin control, a aceptar trabajos basura y sueldos mil euristas, a pasar por el aro de los recursos humanos, a ampliar la jornada laboral sin cobrar horas extra o simplemente decir que mi hijo (sobrino, primo, nieto...) está bien colocado porque trabaja en tal o cual empresa. ¿Y qué?

Pones el periódico y la solución que ofrecen los economistas y "entendidos" pasa por congelar o bajar los sueldos a los empleados, o simplemente como quieren gobierno y oposición abaratar el despido. En el país donde la media estatal del mileurismo es del 58%, esa es la solución. Qué buena manera de potenciar el consumo y que ésto levante un poco de cabeza. Cuánta inteligencia y qué poco sentido común.

Pues si mi sueldo es éste, no esperes que compre un coche nuevo. Ah, ¿que no piensas comprar coche ni piso? Pues toma majete, aquí va mi órdago: "la desgravación por la compra de una vivienda para rentas superiores a 24.000 euros dejará de ser posible a partir del 2011". Traducción: "tú, subnormal de la clase media que aceptas trabajos basura y declaras todo a hacienda, o compras ya o te puedes olvidar de que te devuelva un duro. El resto que no declara su sueldo a hacienda pero cobra más que tú en negro, sí. Los demás cobran tanto que no les afecta, así que una vez más te ha tocado a ti, tonto".

Y es que mientras los trabajadores normales tienen unos de los sueldos medios más bajos de Europa, los altos directivos y empresarios ocupan los primeros puestos europeos en ingresos. ¿Queréis datos? Ésta es la lista de media de sueldos en bruto, es decir, sin descontar impuestos.

Salario medio anual Euros/año
Dinamarca 47.529
Noruega 45.485
Luxemburgo 42.135
Alemania 41.691
Gran Bretaña 40.015
Holanda 38.700
Bélgica 36.672
Austria 36.032
Suecia 34.049
Francia 29.047
Italia 24.116
España 20.438
Grecia 17.859
Portugal 14.715
Polonia 6.269
Media UE-15 34.412

Vergonzoso. 14.000 euros por debajo de la media y sólo superamos a Grecia, Portugal y Polonia. Incluso con Italia (increíble madre mía...) tenemos una diferencia amplia. Hay que tener en cuenta que en ciertos países pagan más impuestos que nosotros, es verdad. Pongamos como ejemplo Suecia. Pero claro, aquí la educación es gratis, es lo que tiene. ¿Será que a mayores impuestos mejor calidad de vida? En un estado responsable sí.

Viendo la final de la copa del rey el otro día quizás no debería asombrarme. Se trata de un país donde sus ciudadanos pitan su propio himno, el himno del estado que les financia y concede ayudas a las autonomías donde residen. Ah, que también es el país donde el presidente del gobierno y su homólogo en la oposición no saben hablar inglés. Donde los programas de corazón plagan de estupideces la parrilla televisiva. Donde la revista más vendida es HOLA y el periódico líder el MARCA. Donde hablar inglés es algo que te distingue. Donde no tenemos agua pero llenamos todo de campos de golf. Donde... mejor no sigo.

Porque señores, qué bien se está aquí. Hoy, un sábado cualquiera y fiesta local en Linkoping, hemos estado de barbacoa con un montón de gente y lo hemos pasado en grande. El tiempo acompañaba y la comida traída de España sabía de cine. Gracias a las madres que nos mandaron todo, hemos sido los que destacábamos entre tanta hamburguesa convencional, y eso que un americano se ha preparado un par de ellas muy muy apetitosas. Le he dicho que tenían buena pinta y su respuesta ha sido: "claro, es de lo poco que sabemos hacer los yankees...".

Ahora son las 4 de la madrugada, está amaneciendo y venimos de una fiesta en el corridor de Fran, donde la música atronaba a tope y el salón estaba a rebosar de buena gente. No os cuento nada, simplemente aquí os dejo las fotos. Cuando en el futuro las vea, igual que ahora pensaré que era verdad lo que decían, ésto SÍ es la vida...

Rojillo

Rocho y FlorenceCon Carlos y Luis
Luis, Lilly y Bea
Alfonso, Luis y Gaelle
Esther y Bea

lunes, 11 de mayo de 2009

SAN PETERSBURGO

Lejos. Nos vamos a la antigua Leningrado, hoy y desde 1991 San Petersburgo. Patrimonio de la humanidad y dominada por el majestuoso río Neva, es la segunda ciudad de Rusia con unos 6 millones de habitantes.


Ver mapa más grande

En una época llegó a ser la capital del país, pero durante la revolución rusa, Moscú recuperó su hegemonía. Fue fundada por el zar Pedro el Grande. Siervos y esclavos de todas partes de Rusia ataviados de herramientas llegaban constantemente a la ciudad para trabajar en la construcción de la misma. El duro clima traía consigo tanta mortalidad que se hizo imprescindible una incesante fuente de mano de obra nueva.

La alemania nazi bombardeó y privó de suministro la ciudad, manteniéndola sitiada durante 29 largos meses en los que se calcula que murieron alrededor de 1.500.000 de personas. Años después, tras el colapso de la unión soviética en 1991, los vecinos y autoridades comenzaron a restaurar calles, puentes y edificios emblemáticos, y decidieron cambiar el nombre en honor del dictador por el actual.

Como la mayoría ya estaréis ubicados, y los que no, no os interesará tanta historia, vamos a por el viaje que es lo que habéis venido a leer. En principio necesitas sacar un visado, para lo que hay que llevar pasaporte en regla y pagar alrededor de 50 euros. En nuestro caso se encargaron de todo en el ESN, una especie de organización de estudiantes, pero lo normal es acudir a la embajada rusa donde te explican todo gustosamente.

Teniendo visado y papeles en regla, cogemos un tren a Estocolmo. Esta vez vamos en ferry, que el avión es demasiado aburrido y rápido, no ofrece aventuras. La compañía que elegimos es Viking Line, muy famosa por estos lares y con múltiples destinos. Nosotros vamos a Finlandia, en concreto a Turku, que es el puerto principal de aquel país que por esas fechas (1 de abril), aún andaba desperezándose entre tanta nieve.

La dirección para quién interese es esta:
http://www.vikingline.fi/index.asp?lang=en

Para que os hagáis una idea del barco, unas fotos desde el puerto de Estocolmo.


Aquí los ferrys son todo un acontecimiento, la gente los coge incluso como viaje de fin de semana, y aprovechan para disfrutar de sus 10 plantas con discoteca, bar con espectáculos, casino, buffets, restaurantes y tiendas tax free. Éstas últimas son dignas de ver, y no por su contenido sino por la gente. Los suecos aprovechan para comprar aquí alcohol, porque en su país al estar controlado por el estado, los precios e impuestos que se pone a la bebida son muy muy caros. Es por eso que no es raro ver personas mayores con carros de la compra hasta arriba de whisky o ron.

En uno de los ascensores podemos ver el número de plantas del barco. Nos ha tocado el camarote 2317, así que pulsa el 2 y vamos para el fondo, por debajo de los coches incluso. Mal lugar para los claustrofóbicos.

Veamos el camarote. Es una especie de cubículo de 2,5 x 4 aproximadamente, donde cuando bajas las 4 camas plegables el espacio brilla por su ausencia. En el reparto de las habitaciones ya empezamos a conocer gente. Así que Roberto se fue a un camarote con 3 españoles de Västeräs (otra ciudad de estudiantes de Suecia), y yo a otro con una francesa, una alemana y un alemán estudiantes y residentes en Uppsala (gran ciudad). Aquí los tenéis antes de desplegar las camas y ver que dormir ahí iba a ser como encajar piezas en un tetris.

Bueno pues dejamos las cosas y a cenar, que hemos quedado con todo el grupo que hemos conocido de västeräs y todos los que quieran unirse. Como a veces aparece la morriña, tuvimos que hacer gala de nuestra patria y costumbres, así que entre todos (y éramos 9) nos pusimos de acuerdo para intentar colarnos en el buffet. Tres platos y un par de cervezas después, comprobamos que la policía no es tonta aunque lo parezca y amablemente nos invitaron a pagar. Son 30 euros. Éstas eran las caras.


Con la tripa llena nos vamos a la zona bar-pub-casino. Roberto y David doblan sus euros al black jack, y yo me quedo como estoy, ni gano ni pierdo. Notamos que la media de edad es bastante avanzada, más de 50 años, y es que luego descubrimos que donde van los jóvenes es arriba a la discoteca, donde eso sí, no esperes nadie hasta las 2 de la madrugada. Deberían hacer lo que en España conocemos como botellón pero en las habitaciones en vez de parques.

A las 6 de la mañana toque de queda en el barco. Ducha en el mini baño del camarote y salir tirando, que espera el autobús en el cual ya habrá tiempo de dormir. Mucho frío en Finlandia, se nota el cambio de temperatura. Y si pensabas que el sueco era imposible de entender, al loro con los finlandeses porque también se esmeraron en el idioma. Mirad el nombre de la agencia de viajes.


Tras unas cuantas horas de autobús nos avisan para que preparemos los pasaportes abiertos por la hoja del visado. Primero sube un militar y comprueba, después bajamos nosotros y pasamos el control, y después otro militar vuelve a subir al bus para ver si no se ha colado nada ni nadie entre medias. Increíble. Por supuesto a partir de aquí cuidado con las cámaras, todo lo que pertenece al estado está prohibido fotografiarlo, y no es broma. Reminiscencias de los nazis y la guerra fría supongo.

Por las carreteras de doble sentido y llenas de baches se alternan camiones de hace 30 años, ladas y 124 con audis R8, porsches e incluso algún ferrari. Algo que en la ciudad se vería de forma aún más acusada, y que según cuentan en Moscú es aún peor, donde puedes comprar un lamborghini mientras dos calles más allá la gente no puede pagar ni una lechuga porque vale 10 euros. Algo curioso en el país de la igualdad y el comunismo.

Llegamos sanos y salvos. El hotel está muy bien, me sorprende. La habitación es inmensa, creo que si esas medidas las cogieran para camarotes como los del ferry, sacarían al menos 10 o 12 habitaciones. Habitación y vistas desde la terraza, nada especial era un barrio obrero normal.

A pesar del miedo de las chicas a salir, decidimos coger el metro y tirar para el centro, cenamos por allí. El miedo se debía a algunas historias de secuestros, paradas del ejército por la calle (eso puede pasar porque son como policía normal), robos, etc. Leyendas urbanas, el turismo les conviene y no van a estropearlo. Además el pasaporte se queda en el hotel. Nos dan un papel con el número de habitación, y si te paran los militares se lo das, llaman al hotel y arreglado.

Los problemas de verdad para el turista son otros. Por ejemplo el frío o el idioma. Casi nadie habla inglés y los carteles están en su alfabeto, así que el metro no era tarea fácil. Aún así vamos para dentro. Leemos como podemos e imaginamos para dónde será. Roberto y Samer aciertan, vamos bien.

Las escaleras son increíblemente largas, incluso dan vértigo. Aunque peor debe ser cuando se estropeen y toque subir andando. Las fotos fueron a escondidas, porque está prohibido y los militares fijo que se quedan con la cámara, así que no arriesguemos demasiado.

En la calle me llama la atención la cantidad de gente, esto tiene muchísima vida. Bares, restaurantes, pubs, tiendas de todo tipo (algunas de mucho lujo) y sobre todo taxis, muchos taxis. Este Lada por ejemplo es uno de ellos. Se les negocia un precio y fuera, no más de 200 rublos que son unos 4 o 5 euros. Con esto nos cruzamos la ciudad de punta a punta. No está mal, ¿no?

Bueno pues un restaurante típico y baratito, a ver qué hay. Este mismo está bien.

Al volver empiezan los disgustos. 12,30 bajamos al metro y aquello no viene. Unos militares armados hasta las cejas bajan al andén y como la ley de los vasos comunicantes, el resto de personas salen de él. ¿Y ahora qué hacemos? Las chicas denotan desesperación y miedo a partes iguales. Que no pasa naaaaaaada hombre!! Ya voy yo a preguntar a ese chico que parece majete. Anda, si hasta sabe inglés. Dice que le sigamos que vive cerca de nuestro hotel, y eso hago yo. Digo yo porque el resto no se fiaba y andaban a una distancia prudencial de 50 metros por detrás. Esa misma distancia que luego en sus coches no guardarán, pero así es la gente, ven peligro donde no lo hay y están tranquilos en situaciones de riesgo.

Resultó ser un estudiante de ingeniería que había estudiado un año en masachussets (EEUU), y que nos montó en un tranvía para que además de más rápido el trayecto fuera baratísimo (0,2 euros o así). Al llegar al río debíamos bajarnos y cruzarlo andando. Dos veces impresionante, una por estar congelado totalmente y otra por tardar en atravesarlo a pie unos ¡¡10 minutos!! ¡Qué anchura! En fin, me despido del chico y le invito a salir con nosotros al día siguiente a la discoteca que el mismo nos ha recomendado. Un placer.

Despertamos pronto y directos a ver cosas, que el tiempo apremia. Lo primero que llama la atención es la cantidad de palacios abandonados. En otra época esta ciudad debió tener un poder adquisitivo increíble, y es que las grandes fortunas se establecían aquí. El día que alguien ingrese dinero y restaure esto, ojo que podemos estar ante uno de los mejores destinos posibles para el turismo.

Palacio de Catalina la Grande. Un regalo del zar Pedro el Grande en 1710, y uno de los mayores exponentes barrocos de la época.

Demasiado recargado para mi gusto, oro por todos lados e innumerables habitaciones una tras otra siguiendo un largo pasillo por el cual puedes admirar la grandiosidad del palacio, ya que desde un extremo puedes ver el otro. Al entrar te ponen unos plásticos en los zapatos y te prohiben tocar todo. Avisados quedáis.

Tatiana, la amable guía nos explica todo en inglés. Se entiende bien, no hay problema. Nos explica que Catalina tenía más de 5.000 vestidos hechos a mano, los cuales cambiaba unas tres veces al día de media, y que por supuesto jamás repetía. Por cierto, qué fea era. Y eso que en los cuadros la pintarían mejor de lo que fuera realmente.

Cuando pensábamos que no se podría recargar más nada, llegamos a la sala de ámbar. No se pueden hacer fotos y hay muchos vigilantes, prefiero no jugármela que la cámara no es mía. Absolutamente al completo está hecha de este material "hiper-caro". Tanto que sólo la reconstrucción costó 2.000 millones de las antiguas pesetas, aunque eso sí, financiadas al 40% por Alemania que fue quien la saqueó durante la segunda guerra mundial y que ahora pide perdón. Este saqueo mantiene aún en alerta a caza-tesoros por todo el mundo, que intentan encontrar piezas y paneles de ámbar por las huellas de la antigua alemania nazi.

Nos vamos a comer. En la calle principal, la gran vía de San Petersburgo, hay de todo. Hemos encontrado un restaurante típico y barato, donde suelen ir los lugareños a comer (Bistró). No entiendo nada del menú, pero me acerco a una mesa y pregunto a una chica que está comiendo, tiene muy buena pinta. Borsh y Rashkin. Lo primero una sopa de pollo buenísima, y lo segundo una especie de carne rellena de algo que no sé qué es pero que está muy bueno. Con coca cola y patatas fritas gracias. 4 euros al cambio.

Vamos dando un paseo para bajar la comida y así hacemos algunas fotillos por el camino.

Por fin llegamos. Típicas imágenes de la ciudad siempre muestran este majestuoso monumento y la verdad no es para menos. Se trata de la iglesia de "El Salvador sobre la sangre derramada". Fue inaugurada en 1907 y su construcción duró 14 largos años. Se construyó como homenaje al emperador Alejandro II que años antes fue asesinado en ese mismo lugar a manos de un grupo anarquista ruso.

Sobre las aguas del canal Griboédov se reflejan sus torres en los días más claros, lástima que no fuera uno de ellos. Entramos con carné de estudiante, unos 2 euros al cambio. Si no tenéis, ya sabéis, os lo vais pasando de unos a otros como hicimos nosotros.

Maravilloso, nos ha encantado. La gente quiere comprar souvenirs y eso, así que vamos al otro lado del canal que hay millones de puestos. Una taza para Santy, unos cuantos imanes para repartir a gente al volver, un pañuelo para mi madre, otro detalle para las abuelas y como no mi cuadro. Ciudad de donde tenga cuadro es que me ha encantado. Esta lo merece. Me antojo de uno (pintado a acuarela claro) y a regatear se ha dicho. Con lo que a mi me gusta y aquí todo el mundo lo hace, puedo sacar un buen precio por todo en general. De hecho para los pañuelos uní a todas las chicas que querían alguno y compramos 10 consiguiendo un precio irrisorio.

Yo por supuesto no fui el único encaprichado de cosas. Mirad el resto. Blanco, negro y verde resaltado por la bufanda de Clara.

Después del café tiramos para la plaza del Hermitage. Muy muy grande. Se ven grupos de gente paseando, montando en bici, patinando, etc. El dicho Hermitage, es el museo más grande de la ciudad. Consta de cinco edificios unidos entre sí; el palacio de invierno, el teatro, el Hermitage pequeño, el Hermitaje viejo y el nuevo Hermitage. La entrada gratuita para estudiantes, por lo que el carné volvió a pasar de mano en mano para que nadie pagara.

Después de todo el día de turismo, toca ir al hotel para darnos una ducha, descansar un poco y salir a tomar algo después, que esta vez sí hemos quedado todos. Por el camino antes de llegar al metro alguna foto de propina. La primera me quedó para postal, y la segunda es una frutería típica, todas eran así.

Como nos recomendó el chico de ayer y nos corroboró la recepcionista del hotel, vamos a un irlandés con billares, buena música y comida abundante y barata. El pub se llamaba liverpool, y efectivamente cumplía todos los requisitos. Aquí una foto de casi todos los que estábamos.

Para el día siguiente nos esperaba también una buena caminata, así que a eso de las 2 o 3 estábamos en la cama. Aquí os dejo algunas de las fotos que saqué con mucho mucho sueño y mucho mucho sol. El tiempo empezaba a acompañar. Por cierto la estatua del caballo es una de las pocas del mundo sostenidas tan sólo por dos puntos de apoyo (las dos patas de atrás). Si os fijáis bien, en el resto siempre el caballo apoya la cola, y es que es algo muy complicado de conseguir.

Pequeñito el río ¿eh? Helado aún eso sí.

Al final de la tarde nos vamos para el hotel, no sin antes comprar algo de vodka para la noche, que hoy salimos todos y no queremos irnos sin probar uno de aquí. El elegido fue éste, que era de los mejores según la dependienta y aún así costaba 5 euros la botella de litro.

Y lo siguiente es juntarnos todos. Como la habitación era gigante, pues a la nuestra todo el mundo, que tenemos hasta terraza. Nos tomamos el vodka y cogemos unos taxis para la discoteca. El precio negociado otra vez, no hay problema. Bueno sí, al final vamos a gastar más de lo que esperábamos, así que volvemos a sacar un poco del cajero, no vaya a ser que estemos por ahí sin dinero en mitad de la madrugada. 4 euros de comisión.

La discoteca un show en sí. Tres plantas muy grandes, todo lleno de gente y seguratas con pistola. Ocho refrescos sin alcohol gratis con la entrada y tres preguntas mientras te cachean: "¿llevas armas?, ¿llevas drogas?, ¿llevas chicles?". ¿Chicles? Por si acaso dije no, pero me quedé a cuadros. Por supuesto nada de fotos dentro una vez más. Otra cosa curiosa era que a partir de las 4 de la mañana, mujeres con mochos gigantes van barriendo el suelo. La discoteca llena y tú sientes en los pies algo que te choca. Miras y ahí están, limpiando la pista de baile entre la multitud. En fin, os dejo con una foto más o menos principal con el nombre al fondo. Metro club.

Como había que estar a las 7.00 listo en el hotel para iniciar el viaje de vuelta, decidimos aguantar y volver de empalmada. Total, mejor eso a dormir dos horas y ya tenemos el autobús como cama. Claro que no nos acordábamos del control de aduanas, que nos quitó alrededor de una hora de sueño. Después de muchos kms y como íbamos bien de tiempo nos pararon el Helsinki. Nada especial la verdad. Ciudad muy fría y no sólo por el clima.

La vuelta en el ferry bastante bien. Aguantamos casi toda la noche despiertos en la discoteca hasta que el cuerpo dijo basta. Al final dormí una hora y fue una mala decisión, me levanté destrozado. Menos mal que ya volvíamos a casa y la cama esperaba esa noche.

Se puede decir que el viaje tuvo todo. Sitio maravilloso, gente maravillosa. Hemos hecho amigos, y ya hemos planeado el siguiente viaje. Me voy con David, Samer y otros que aún no conozco a Riga, capital de Letonia. Por supuesto ambos invitados a Västeräs y Linköpìng, y una salida por Estocolmo de por medio. Nos vemos pronto.

En cuanto a San Petersburgo sólo decir que merece mucho la pena. El contraste de ver gente humilde con palacios y edificios de ostentación. Los símbolos comunistas y estatuas de Lenin con huellas de la alemania nazi que lo arrasó. Todo eso, supone algo así como un viaje al pasado que nadie debería perderse.