lunes, 23 de marzo de 2009

KIRUNA TRIP (PARTE2).

Nos despiertan pronto, a pesar de ser el día libre, y es que en este hotel a las 9 a.m. tenemos que dejar la habitación. Pues nada, cambiamos de hotel. El único problema es volver a llevar todas las maletas a la otra punta de la ciudad pero, ¿quién dijo miedo teniendo carros?

Además aprovechamos para hacer algunas fotos.

Curiosidades, como conectar el coche cuando está parado para mantener baterías y demás a temperatura adecuada. También los focos, aquí todos lo llevan para ver en caso de ventiscas ya sea día o noche.

Bueno, pues ya estamos en el nuevo hotel. La verdad que las habitaciones eran una maravilla, de 4 personas con su baño y cocina, bien para nosotros que ahorramos una pasta en desayunar y cenar, más teniendo en frente el supermercado (ICA).




Dejamos los trastos, hacemos las camas y no paramos. ¡¡¡¡Rumbo a la mina!!!!

Es la más grande y moderna del mundo, en concreto 4 km de longitud y 2km en vertical, es decir hacia abajo. La ciudad entera gira alrededor de esta mina, y esto es literal. Tan literal como que en 2004 se tuvo que trasladar el centro de la ciudad por miedo a movimientos en la tierra, y seguramente, a medida que vaya creciendo la zona de extracción, deberá moverse de nuevo.

Si lo que esperas es encontrarte con operarios y su casco trabajando a golpe de pico y pala, olvídate. Aquí todo se controla de forma remota, así que hace años que cambiaron el pico por la pantalla del ordenador. Unas máquinas con percutores y taladros inmensos perforan las paredes, haciendo que todo el material caiga sobre otras máquinas transportadoras (contenedores gigantes), los cuales transportan todo hacia la zona donde posteriormente se tratará.

Aquí vemos una de las percutoras.


Antiguamente cuando la gente trabajaba de verdad (no como ahora), llegaron incluso a vivir dentro durante la semana de trabajo. Una especie de museo enseñaba todo, las casas, los coches, los teléfonos de comunicación interna, los típicos vagones, etc. Incluso el tren que recorría la galería de túneles.

No pudimos resistirnos a hacer esta foto...


La verdad que la experiencia es única, y eso que nosotros sólo bajamos hasta los 540 m (que no está nada mal). Se entra a través de una cadena de carreteras (sí, no es coña), en nuestro caso en autobús, y la verdad que al principio si te paras a pensarlo es bastante claustrofóbico, porque ves que el autobús va hacia abajo sin parar, hacia un túnel donde la única luz es la de tus faros. Pero merece la pena totalmente, y al final hasta te dan un café y pastas, todo por el "módico precio" de 180 coronas (16 euros).

Así que lo dicho, si vais a kiruna, además del típico trineo de perros y moto de nieve (del que hablaré en la parte 3), echad un rato en ver la mina, que merece y mucho la pena.

¡Os dejo con unas cuantas fotos artísticas para terminar!


Bueno no, no termino todavía que esto está tomando un tono demasiado serio. Vamos a bajar el nivel intelectual un poquito. ¡Cómo nos lo pasamos!


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